Te encuentras ante la fotografía ganadora, titulada El mismo mar, distinto horizonte. Esta imagen tiene una disposición horizontal y fue tomada por Josefa Cabrero Hurtado el 1 de julio de 2024 en el paseo marítimo de Málaga. La autora es Catedrática de la Universidad de Granada.
Bañada por una luz suave y envolvente, una escena costera se despliega en un equilibrio de tonalidades azul celeste, como si el amanecer o el atardecer hubieran teñido el paisaje de serenidad. El horizonte se insinúa con una delicada franja violeta que separa el cielo despejado del mar apacible, cuya superficie, ondulada con suavidad, aporta un ritmo casi imperceptible a la composición.
En el centro-izquierda de la fotografía, sobre la arena, un hombre negro permanece de pie, inmóvil, sumido en la contemplación del mar o del horizonte. Su figura, de espaldas a la cámara y apoyada con naturalidad en el cuadro de una bicicleta blanca, se recorta en la inmensidad azul. Sus brazos cruzados y la pierna izquierda adelantada sobre la derecha transmiten una pausa atemporal, un instante de introspección suspendido en el aire. Su atuendo –una camiseta de rayas verticales azules y negras, pantalones cortos oscuros, chanclas y un llamativo gorro rojo– introduce un sutil pero vibrante contraste cromático, destacándolo con discreción en el conjunto de la imagen.
A la derecha de la escena, una pequeña barca metálica reposa sobre un soporte rojo oxidado. Su estructura rígida y geométrica irrumpe en la fluidez natural del paisaje. A sus pies, unas sombras alargadas sobre la arena sugieren la presencia de elementos arquitectónicos o naturales fuera del encuadre, ampliando la profundidad de la escena. Sobre el extremo superior derecho de la fotografía, unas vigas de madera asoman tímidamente.
En la parte inferior de la fotografía, un muro bajo de piedra enmarca el primer plano, delimitando la composición y guiando la mirada hacia el corazón de la escena. Tras él, la arena se extiende hasta las rocas blancas que bordean el agua, allí donde el hombre y su bicicleta parecen fundirse con el entorno. Todo en esta imagen respira calma y contemplación, como si el tiempo se hubiera detenido para permitirnos escuchar el silencio, para invitarnos a mirar más allá, a perdernos en el azul infinito.
Bajo la imagen, un breve texto recoge el testimonio del protagonista de la fotografía, expuesto por la autora. Se lee lo siguiente:
En mi país, el mar simboliza la vida y el horizonte es la línea que nos separa de la libertad y la vida digna. Siempre supe que tenía que alcanzar esa meta y, tras varios años intentándolo, conseguí escapar en una barcaza. Llegué a la otra orilla, exhausto pero dispuesto a luchar por mi porvenir. He aprovechado las oportunidades que me han brindado, tengo trabajo, estoy formándome y me siento seguro, pero cada día contemplo el mar, y esa línea ahora me inspira nostalgia y amor por mi familia. Si pudieran divisar este nuevo horizonte...