Una vida dedicada a las palomas

Te encuentras ante la fotografía que ha ganado el tercer premio. Se titula Una vida dedicada a las palomas, tomada por M. Sergio López Conde el 29 de enero de 2016 en Barcelona. El autor es estudiante de Máster en Seguridad de la UNED. La fotografía se dispone en posición horizontal.

El air­­e está lleno del sonido suave, pero incesante y repetitivo, de los aleteos.

La ristra de escaleras de piedra, algo desgastadas por el tiempo, está casi cubierta por una masa de aves de tonos grises, blancos y negros. Se mueven frenéticas, chocando entre sí mientras picotean el suelo con avidez. Algunas alzan el vuelo por momentos, batiendo sus alas con fuerza, mientras otras esperan pacientemente su turno. En el centro de esta marea de plumas, entre ellas, está una mujer que carga con el peso de los años y de días repetidos en esta rutina. Su figura ligeramente encorvada se inclina para acercarles comida, migajas de pan. Viste un abrigo pesado, de aspecto sencillo, y lleva una bolsa de plástico desgastada que contiene el alimento que reparte con gesto sistemático pero cariñoso, casi ceremonial.

Al fondo, el resto de la ciudad continúa indiferente. Sin detenerse, sin siquiera contemplar la escena, ajenos al espectáculo cotidiano de las escaleras. Viajeros con maletas andando a lo lejos con pasos resonando débilmente sobre el asfalto, una hilera de motocicletas recorre el borde de la plaza. Todo este telón de fondo urbano, práctico, contrasta con la escena central: la devoción silenciosa de la anciana por las aves.

Es un momento íntimo, pero también un acto de resistencia. En una ciudad que no parece detenerse nunca ante pequeños gestos ni ante quienes requieren un momento de compañía humana, esta mujer encuentra tiempo para algo tan pequeño y aparentemente insignificante como alimentar a las palomas, quienes podrían ser ya incluso compañeras de momentos. Las arrugas de su rostro, iluminadas suavemente por la luz tenue de la tarde, parecen contar historias de otras épocas, de otros momentos en los que esta conexión con los animales pudo haber sido algo más que una rutina. Aquí hay una lucha contra la soledad, quizás, o tal vez solo un acto de entrega desinteresada, un intento de permanecer útil en un mundo que pasa demasiado rápido.

Bajo la imagen se encuentra un breve texto en el que la autora expone el significado de esta fotografía. Se lee lo siguiente:

Personas excluidas socialmente que centran sus cuidados en otros seres vivos, a veces en gatos, a veces en palomas.